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Cantos del atardecer (página 2)



Partes: 1, 2

Recobran los árboles
del camino

su paciente calma.

Anidan en sus ramas los vientos
ausentes.

Las tormentas que golpearon resuenan ya en
silencio.

Follaje fiel al ser. Ser siempre en
camino.

Hojas jóvenes y verdes. Yemas,
brotes de amor.

Llueven las hojarascas que fueron hasta el
suelo

besando la tierra, las
hierbas, el polvo.

Mientras tanto entona un canto

follaje y tronco.

Luego el silencio

Estaba en el sueño
adolescente

pintado en el sueño
juvenil.

En el horizonte su figura .

Sí, el polvo borró su
imagen.

Sí, la lluvia borró las
huellas

que no eran.

En el camino largo

se fue quebrando la esperanza

se fue apagando la
ilusión.

Ausente en las letras de tantos libros.

Ausente en las mañanas

en la guitarra, en el canto.

No me miran sus ojos.

Ni mis pupilas le alcanzan.

Este atardecer

destiñe su fuego débil de
calor.

Suspende el amor su
presencia.

Me envuelve con abrazos
fríos

el otoño.

Luego el silencio, el silencio.

Felicidad

Ramajes florecientes.

Frondas abiertas al cielo.

Verdes poros exhalando vida.

Raíces firmes en la tierra.

Entusiasmo y sosiego.

Contraste de amor y paz.

Espíritu abierto al
espíritu.

Estado de gracia… la
felicidad.

Certeza

Oscurísima noche

tejida con melancolía. Insomnio del
alma.

¡Sí! Destellan las
estrellas,

¡Sí! Destella la
luna.

Oscurísima noche, madrugada
fría.

Tiemblan las hojas con el beso

de la niebla humeante.

Paisaje sembrado de derrota.

Lago agitado de adversidad.

Leste, hojas, flores, esperan.

Arden certezas de fuego en los
ojos.

Gira la tierra, siempre nacerá el
mañana

Amamos

Amamos tanto. No percibimos cuanto
amor

emana de nuestros poros, de nuestros
ojos.

Sentímos que amamos cuando invade la
ausencia

el temor de aconteceres amenazando
afuera.

Sentimos que amamos porque

en sus ojos vemos ternura. Y no cabe en el
cuerpo

en breves pedazos terrestres con
corazones

todo , todo ese tan común e
ilógico sentimiento.

Amamos porque somos humanos.

Al otro por ser frágil, por dar
sentido a la existencia

Por ser esencia de vida, por ser el amor lo
primero.

Quisiera

Ir creciendo nuevamente

desde el ovocito tierno.

Dulcemente tierno, angelical.

Iniciático en los caminos del
mundo.

Al máximo postergar

lo declinable de la materia.

I brotando la yemitas

las hojas de la alegría.

La sonrisa de la infancia.

Acurrucada en la madre

que me acuna interminable

en su seno cálido.

Brotar en las estrellas, en la
luna.

Nacer en los campos al amanecer

en vuelo con la brisa

de los caminos solitarios.

Ausencia

Anda un viento medio agazapado.

Lanzando frases de
melancolía.

Todas las hierbas se mecen con
frío.

Se gritan y murmuran su
orfandad.

Se posan mariposas tardías sobre el
attardecer.

Parece que lloran sus cuitas de
abandono.

Sombras de nubes, malvas manchas

grises y turquesas

arropan el cielo en el
horizonte.

El viento en brisa acaricia la
colina

ya desnuda sin su permiso

despojado de sus verdes
habitantes.

Ay si se pudiera de nuevo el cerro
poblar.

Hay ausencias que duelen
irremediablemente.

Anda

Anda , anda. Deja correr el
agua.

Anda despacio pero anda.

No pares de cantar.

Alza la voz a lo alto.

Las hierbas, los árboles
escucharán.

Atentas las miradas del corazón.

Al caminar despojado de malicia.

Enjoyada de perdones por
doquier.

Allí

Estuve allí un día. Era un
puente largo

Cruzando días, semanas,
años.

Lo recorrí mientras el cielo
nublado

me gritaba ven.

Fui tras la voz con el
corazón

aprisionado por una pena.

Una, solo una, una herida.

Eran todos los fracasos
míos

eran penas de los otros.

Estuve ahí y fue la
gloria.

Derramaba gotas de mis ojos

a mis mejillas.

Caían sobre todo el
cuerpo.

Había tanto invierno
alrededor.

Petrificado todo mi ser.

Permanecí en silencio.

Un animalito perdido en el monte

sumido en un lago de miedo.

Cruzando montes, corriendo

en pos de salvar el pellejo.

Una melancolía salvaje

prolongaba su duelo en mi alma.

Tardó tanto en salir el
sol

que sorprendió a sus rayos mi
alegría.

Un corazón nuevo sonríe en el
pecho.

Estuve ahí tanto tiempo.

Será quizas la causa

de la interrogación a la
vida.

Virus

Todo es de papel.

Se rompe se consume

por el fuego del trajín.

Todo sufre deshaciéndose

en el agua poco a
poco.

Con lágrimas o sin ellas

las potencias pierden fuerzas.

Fuegos que se apagan

Miserias que se hacen eternas

Las mías, las tuyas, las de
todos.

Pero hay orfandades que separan

el ser humano de su cuerpo.

Eran tiernas las criaturas de
antes.

Hoy corren por los aires y las
calles

los virus contagiando
la violencia.

Crepúsculo

El crepúsculo somnoliento

se adormece en el pecho.

El sol se esconde

detrás de mi
corazón.

La luna se ha ido

lejos esta noche.

Eternidades

Eternidades se esconden

en cada minuto de mi vida

al parecer no posibles de
recorrer.

No encuentro la entrada al
paraíso.

No hallo la chispa que pudiera

librarme de mis infiernos.

Vibrantes siempre acechando

invernando en la
imaginación.

Prestos a cumplir su ciclo

de sueño y vigilia.

Oficio

Una siesta aletargada pasea

su indiferencia humana por el
mundo.

Ya humean los árboles por los
caminos solitarios.

Yertos los horizontes.

Desiertos que nacen de la soledad de los
vegetales.

Inciertos senderos que se abren sin
sentido.

Anuncios del edén en los caminos
solitarios.

Vegetales centinelas pintados de
esperanza.

Una incertidumbre calma corroe cada
hora.

No olfatean el desamor.

Los pájaros anidan sin
saber

la amenaza de la
extinción.

Verdugos escondidos debajo de sus
disfraces

sacuden sus guadañas en ensayo
permanente

de su letal oficio.

Tape

Tape po´i, tape puku

nderehe ojere

opukavýva yvoty.

Panambíkuéra
isaraki.

Opavave ovy ´a joa

Tape po`i, tape pukúpe

Tajy Pora

Eiretememe emosarambi

nde yvotyrope
remosarambívo

upévo mborayhu remombay.

Che rapépe nepora
remimbipa

Rembojera ore korasokuéra

Tetia`e ojaitypo ore
aputu´ume

Py´a rory
remoheñói

tajy sa´yju
neporaitéva.

DULCE BARBOTEO

Dulce barboteo, melancólico
suspiro

hace surgir en mi tu suave
recorrido.

Sinuoso entre piedras y arena
rosada.

Te pierdes en la espesura del follaje
verde

que te cubre cariñosa.

Dulce barboteo es la
música

que compuso la naturaleza
milagrosa

para deleitarme y suspirar.

La compuso tan hermosa

Tan perfecta y acabada

Tan llena de pureza .

Exquisita a mis oídos .

No hay prisa, sigo escuchando.

Monótono pero no
rutinario.

Transparente y fresco

Sin embargo tan cálido

y dulce barboteo.

Canto primaveral

Se eleva deslumbrante

el rey de la vida

con sus espadas blandiendo

por las rendijas de las casas.

Arcoiris. Explosión de colores.

Las mariposas sedientas

encuentran a las flores

abriendo el corazón.

Oda al amigo

Árbol amigo siempre te
miro.

Si viajo en colectivo

pasas corriendo tan
juguetón.

Eres amable aúnque tiritas en el
camino.

Siempre saludas: ¿ hola cómo
te va ?

Y te renuevas en primavera.

Muy coqueto en el sendero eres un
galán.

Durante las noches con el sereno

hablas de fraternidad .

Cansado él sobre tus
hojas

descansa hasta el amanecer.

Suenan canciones en tus
follajes.

Trinos divinos de duendecillos

en tus ramajes hallan su hogar.

¡Mágico es tu despertar
!

aquella gente no se mojó

los cobijaste con manto verde.

Pasé de largo quise mojarme igual
que tú.

Por existir alguna vez te di las
gracias.

A tus raíces, a tus hojitas
maravillosas

líneas cortitas les
dediqué.

Era una niña, jugué a ser
pluma

Fui hasta tu alma, papel y
lápiz

Un hada buena me dio coraje

Emocionado leíste mi carta.

Al viejo viento lo
encomendé

Como cartero el fue rodadando

de árbol en árbol mis
fracesitas.

Decían tal vez así
:

Das tu madera para mi
banco

Bajo tu sombra me quedo a
descansar

En el verano rica fruta manjar
sabroso

Trepo en lo alto desde tus ramas

puedo alcanzar el cielo azul .

Mi servicial amigo siempre
serás.

Puedo decirlo sigues igual.

Aunque te quemes en el verano

o te castigue atroz un rayo

en el camino siempre sereno

abres senderos para llegar a mi
corazón.

Campo

Estoy feliz

Sé que vuelvo a ti.

Eres el prado.

Verdes árboles en ti
habitan.

Mora el silencio

y camina por los senderos

por las noches el pombero.

En las siestas veré
nuevamente

al rubio hijo del sol

el dueño de la
campiña

rey de los montes.

Jasy Jatere hará

más ardiente la tierra.

Correré a descansar bajo

la sombra del yvapuru

Entonces me quedaré
dormida.

Soñaré con la vida

que sonriendo me saluda

de primavera vestida

me regalará una

esperanza de amor.

Detrás de los cocoteros

de mi campo veré al sol
correr.

Partiré a casa con una
ilusión

y viviré feliz, feliz como
ahora.

 

 

 

Autora:

Porfiria Ozuna Achucarro

virust_osmar[arroba]hotmail.com

Altos, Paraguay

Diciembre de 2009

Partes: 1, 2
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